En su novela Legión William Blatty describe a un detective judío, que está parado solo, dentro de una iglesia.
Un sacerdote acaba de ser asesinado mientras escuchaba confesiones. El detective ve la sangre en el piso y menea la cabeza. Luego, muy despacio, levanta los ojos hacía un gran crucifijo. Su cara se suaviza y él le dice a Jesús:
¿Quién eres? ¿Hijo de Dios?
No, tú sabes que no creo eso.
Pregunto solamente por cortesía....
Yo no sé quién eres,
pero tú eres Alguien.
¿Quién no se daría cuenta?
¿Sabes como lo sé?
Por lo que tú dijiste... Nadie en este mundo podría haber dicho lo que tú dijiste....
¿A quién se le podría ocurrir?...¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres de nosotros?