Algunos miembros del movimiento de resistencia francés fueron arrestados por el ejército alemán y sentenciados a muerte por fusilamiento.
La víspera de su ejecución los prisioneros, la mayoría católicos, pidieron celebrar la Eucaristía.
Loa alemanes les explicaron que el único sacerdote disponible era un alemán. Luego de discutir el asunto los prisioneros acordaron aceptar a ese sacerdote.
Después descubrieron que uno de los guardias alemanes también era católico. Él pidió unirse a los franceses para celebrar la misa.
En una situación así, uno se pregunta si es posible que los prisioneros fueran a permitir que el guardián compartiera la Eucaristía con ellos.
Tras discutir el asunto los prisioneros le dijeron al guardia: "Deja tu rifle fuera de la puerta si es que quieres unirte a nosotros".
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