viernes, 22 de mayo de 2015

ECLESIASTICO 38



ECLESIÁSTICO 38.
16-23 Hijo mío, llora por el que muere,
muestra tu dolor y cumple los ritos fúnebres.
Sepúltalo de acuerdo con las costumbres,
no te ausentes de sus funerales.
Hijo, con amargo llanto y señales de duelo,
hazle un funeral como le corresponde.
Deja correr las lágrimas uno o dos días,
y después consuélate de la pena.
Porque la pena lleva a la muerte,
y la tristeza desgasta las fuerzas.
No pienses más en él,
aparta su recuerdo y piensa en el futuro.
No sigas pensando en él,
que ya no tiene nada que esperar;
a él no le aprovecha, y a ti te hace daño.
Piensa que tendrás igual destino que él:
ayer él y hoy tú.
Como descansa el muerto, que así descanse su recuerdo;
y tú consuélate, toda vez que él ya ha muerto.

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