"A las
montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene
del Señor, creador del cielo y de la tierra". Sal 121,2. Dios es la fuente
de tu provisión. Al convencerte de esta verdad te liberas de toda preocupación
por las circunstancias.
Mi oración
contigo.
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