El famoso aviador francés Antoine de Saint-Exupery tuvo que hacer un aterrizaje forzoso en el desierto del Sahara, miles de millas de la civilización. La cantidad de agua con la que contaba era muy poca.
Mientras que trataba de arreglar el motor de su avión, Saint-Exupery vio a la muerte cara a cara. Como dos boxeadores, se miraron fijamente a los ojos.
El estar frente a frente con la muerte, como en el caso de Saint-Exupery, nos recuerda las palabras de John McLelland en The Clown and the Crocodile (El payaso y el cocodrilo):
"Un día un grupo de personas irán al cementerio, tendrán un servicio breve y luego regresaran a casa. Todos menos uno, serás tú".
"Que pena que lo último que uno haga es morirse", dice Robert Herhold, "ya que podría enseñar mucho acerca de la vida"
Hago esta reflexión hoy en particular porque para mi es un día especial, mi madre cumple cinco años de haber fallecido y tengo un doble sentimiento en mi corazón.
El de extrañarla, que es egoísta porque se que esta con Dios y se marcho tranquila cuando el la llamo.
Y el sentimiento de jubilo, de prepararme cada día por si ese día me llama el Señor.
Yo admire mucho a Facundo Cabral, quien fue asesinado en Guatemala impunemente pero el algo se sospechaba de la cercanía de su partida. Claro no sabía como sería esta, pero como todo buen católico sabía que llegaría en algún momento.
Y para dar fe de esto, solo unos cuantos días en una charla que tuvo con Carlos Loret de Mola en el noticiero de éste último.
Justamente una de las preguntas que Carlos le hizo a Facundo (palabras más o menos) era sobre que pensaba de la muerte y de lo que sucedería después.
Facundo con la honestidad y claridad que tenía para decir las cosas respondió, "Es el viaje más maravilloso que se puede hacer y debemos estar contentos cuando nos llamen para hacerlo"
Espero que estas palabras de personas como nosotros, nos alimenten el animo de que no es tan malo morir, viene con nosotros ese compromiso desde que nacemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario