viernes, 14 de diciembre de 2018

HACE 200 AÑOS


Hace 200 años

OBERNDORF, pequeño pueblo austriaco a orillas del río Salzach, región de Salzburgo, víspera de la Navidad de 1818.

El padre Joseph Mohr estaba desesperado porque el órgano de la capilla se había descompuesto. La cantata de Navidad sería un fiasco. Pidió orientación a Dios y recordó que dos años antes había escrito un poema simple, también en la víspera de Navidad, tras una caminata por los bosques de las montañas de la región.

Encontró el manuscrito del poema en un cajón de la sacristía. Corrió a la casa de un profesor y músico humilde, llamado Franz Gruber, y le preguntó si podía musicalizar su letra para que todos pudieran cantar más tarde en la Misa del Gallo.

Franz miró y dijo que sí, porque la letra era simple y permitiría una melodía fácil. Pero tendría que ser tocada en la guitarra porque no habría tiempo para algo más elaborado. No era un problema pues no había órgano disponible.

El padre Mohr agradeció y corrió de vuelta para terminar de organizar los detalles de la misa.

Por la noche, Franz Gruber llegó a la capilla con el violín y reunió el coro para enseñar el himno improvisado. ¿Qué música era, después de todo?

Stille Nacht (Noche de Paz, en el original alemán) traducido al español como Noche de Paz.

En aquella noche de Navidad de 1818, los participantes de la misa de la capilla de Oberndorf cantaron maravillados aquel himno tan sencillo y profundo que vendría a convertirse en la canción navideña más conocida del mundo, siendo hoy cantada en más de 50 idiomas.

¿Cómo se extendió?

A las semanas después, el técnico que vino a arreglar el órgano oyó la historia y pidió tocar la música.

Se impresionó con la riqueza melódica de la composición que decidió difundirla por todas las iglesias por donde pasaba, hasta que llegó a los oídos del rey Friedrich Wilhelm IV de Prusia; a Nueva York en 1838 y difundida de forma activa también por la emigración alemana que era corriente en aquella época.

Es la historia del himno navideño Noche de Paz. Lo que comenzó como un momento de pánico y perspectiva de un fiasco, terminó como un eterno regalo de Navidad para toda la Humanidad en forma de música.

Feliz Navidad a todos.

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