martes, 18 de junio de 2013

EL POEMA

Me arrodillé para rezar pero no por mucho tiempo,
 tenía mucho que hacer...
 Tenía que apurarme para llegar a mi trabajo.


Pronto tendría que pagar cuentas.
Así que me arrodillé, oré apresuradamente y partí.
 Sentí que ya  había cumplido con mi deber  cristiano.
 Mi alma podía descansar en paz.....
 Durante todo el día no tuve tiempo
 para diseminar una palabra de alegría a mi derredor.
 No tuve tiempo para hablar de Cristo a mis amigos;
 Temía que se mofaran de mí.
 No tuve tiempo, no tuve tiempo; demasiado  por hacer.


Ese era mi lamento constante.

 No tuve tiempo para dar de mí a almas con necesidades.

Pero al final llego la hora, la hora de morir.

 Me presenté ante el Señor.
 Llegué y lo miré con ojos abatidos,
 porque en sus manos, Dios sostenía un libro;

 Era el Libro de la Vida.
 Dios leyó del libro y dijo:
 'No puedo encontrar tu nombre;
 Recuerdo que una vez lo iba a escribir...
 pero nunca lo hice porque no encontré el tiempo!


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