Joan Mills nunca conoció a su papá. El murió cuando ella todavía era muy niña.
La única cosa palpable que la conectaba a él era una caja con algunas de sus pertenencias que ella tenía en el ático. Un día sintió el deseo de ver lo que había en esa caja.
Ella escribe: Empecé a leer el diario que mi papá habia escrito desde que tuvo diecisiete años... se había ido de casa.... e ingresado en la Universidad de Boston. Para mediados de los meses de invierno se le habían gastado las suelas de su único par de zapatos y había comprado libros en vez de cobijas.
Bebía agua para calmar su hambre. Dedicó cuatro páginas de su diario a comentar su descubrimiento de los grandes poetas. Termina esa página diciendo: "no comi nada el día de hoy"
El cuerpo sólo está hecho de polvo; el alma es un capullo de la eternidad.
Nathaniel Culverwel
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