domingo, 8 de enero de 2017

DIOS SE HIZO HOMBRE, PARA QUE EL HOMBRE SE HICIERA DIOS

Queridos hermanos, nuestro Señor Jesucristo, que ha creado todas las cosas desde la eternidad, se ha convertido hoy en nuestro salvador, al nacer de su madre. Quiso nacer hoy en el tiempo, para conducirnos a su Padre eterno. Dios se hizo hombre, para que el hombre se hiciera Dios. Hoy se hace hombre el Señor de los ángeles, para que el hombre pueda comer el pan de los ángeles.

Hoy se cumple aquella profecía que dice: Cielos, destilad el roció; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote el Salvador. El Creador fue hecho, para que fuera salvado el pecador. Pues esto es lo que el hombre reconoce en los salmos: Antes de ser humillado, pequé. El hombre pecó y se convirtió en reo: nació el Dios hombre, para que fuera liberado el reo. El hombre cayó, pero Dios descendió. Cayó el hombre miserablemente, bajó Dios misericordiosamente; cayó el hombre por la soberbia, bajó Dios con su gracia.

Hermanos míos, ¡qué milagros y prodigios! Las leyes naturales se cambian en el hombre: Dios nace, una virgen concibe sin la intervención del hombre, la sola palabra de Dios fecunda a aquella que no conoce varón.


Es al mismo tiempo virgen y madre. Es madre, pero intacta; la virgen tiene un hijo sin intervención del hombre; es siempre inmaculada, pero no infecunda. Sólo nació sin pecado aquel que fue concebido por la obediencia del espíritu y no por los deseos y caricias de la carne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario