“Nos has hecho Señor, para ti,
y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”
“Yo te suplico, Dios mío, que
me des a conocer a mí mismo, para que pueda confesar a mis hermanos, que han de
orar por mí, cuanto hallare en mi de malo. Me examinaré, pues, nuevamente con
más diligencia”
“Muchos ni a sí mismos se
conocen, puesto que al conocerse a sí mismo, conforme debe ser conocerse el
hombre, no es de todos los hombres; es cosa de pocos”
“El hombre no se conoce, a no
ser que con la tentación se experimente. Y cuando se halla experimentado, no
sea negligente. Y lo era cuando no se conocía, no lo sea cuando ya se conoce”
“El hombre se desconoce a sí
mismo. Para conocerse necesita estar muy avanzado a separarse de la vida de los
sentidos y replegarse en sí y vivir en contacto consigo mismo”
“Hay que buscar la verdad con
empeño, para que su encuentro produzca mayor disfrute. Y hay que disfrutarla
sin hastío, para seguir buscándola con nuevo afán”
“Somos caminantes, peregrinos
en tránsito. Debemos, pues, sentirnos insatisfechos con lo que somos, si
queremos llegar a lo que aspiramos. Si nos complace lo que somos, dejaremos de
avanzar. Si lo creemos suficiente, no volveremos a dar un paso. Sigamos, pues,
marchando, yendo hacia adelante, caminando hacia la meta. No tratemos de parar
el camino, o de volver la vista atrás, o de desviarnos de la ruta. El que se
para, no avanza. El que añora lo pasado, vuelve la espalda a la meta. El que se
desvía, pierde la esperanza de llegar”
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