Estoy parado a la orilla del mar. Un bote de vela que está allí cerca desplega sus blancas velas y se aleja hacía el mar azul, empujado por la brisa mañanera.
El bote es objeto de belleza y fortaleza y yo, desde donde estoy parado, veo que se aleja y se convierte en un punto en el horizonte, allí donde se juntan el cielo y el mar.
En eso alguien que está parado a mi lado, dice "¡Allá va! ¡Desapareció!".
Desapareció, pero ¿ a dónde se fue? Desaparecio de mi vista; eso es todo. El bote sigue siendo tan majestuoso y su mástil tan alto como cuando estaba a mi lado. Y sigue siendo capaz de transportar a todos sus tripulantes hasta llegar a su destino.
La pequeñez de su tamaño está en mí, no en él. y en el preciso momento que alguien a mi lado dice: "Allá va", hay otros ojos que lo ven venir y con alegría dicen: "Ahí viene".
¿Has notado alguna vez
que todo mundo quiere ir al cielo,
pero nadie quiere morir?
Anónimo
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