La fortaleza
de un ser humano es proporcional a su capacidad de admitir su propia fragilidad
y vulnerabilidad! Sabia lección la de hoy, en un mundo que nos enseña a negar y
esconder nuestras flaquezas, a cambio de intentar demostrar lo contrario, es
decir, nuestras presuntas fortalezas y dones!
Tanto a nivel
de Civilización, como a nivel personal ese es el maquiavélico esquema. Todo el
supuesto poderío de la Humanidad y todos sus logros dependen de un simple
terremoto, ciclón u otra catástrofe natural para quedar en jaque todo un
Sistema previsiblemente hiperdesarrollado, plenipotenciario e imbatible ante la
adversidad. Y es que de vez en cuando el Universo se ve obligado a darnos un
toque para que abandonemos esa vanidad y soberbia solo humana para que
despertemos a la fragilidad y a la humildad, como parte consustancial al ser humano y todo lo que crea él, como la
sociedad.
Y entonces
viene cuando pienso que para la vida y sus lecciones a aprender, todo sirve.
Así como que nuestro mundo presuntamente poderoso y prepotente, así como la
vanidad y soberbia de cada uno de sus ciudadanos muchas veces invita a que la
Vida nos despierte a golpes para que seamos verdaderamente conscientes de lo
que vivimos y de lo que hay en nuestro interior o a nuestro alrededor! Quizás
así dejemos -por fin- de agredirnos los unos a
los otros y a lo que nos rodea y abramos nuestro corazón al amor y a la
felicidad, construyendo un mundo a imagen y semejanza de lo que somos en
realidad y preservando y mimando a la maravillosa Naturaleza que nos acompaña y
nos da cada día lecciones de vida.
MIGUEL
BENEBENT DE B
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