VIVIENDO
EN LA ACTUALIDAD DIVINA
Estoy
procurando vivir no según el reloj, que va acabando con el tiempo, si no de
acuerdo a la eternidad divina. Ser
esclavo del tiempo, siempre pendiente del reloj, en ansiosa espera que termine
o empiece algún evento o pensando en algún momento del pasado a menudo resulta
en frustración. Debo desligarme del pasado, así como del futuro para poder
vivir plenamente el presente. Añorar el pasado que forma parte de mi vida es
como tratar de refluir la miel que ya he comido y que es parte de mí. Tampoco
puedo vivir pensando a toda hora en el futuro porque no sé lo que Dios tiene
planeado para mí. Significaría vivir en
un mundo de fantasía y no en la realidad. Si vivo pensando en el futuro puedo
hacer algo, en el presente, equivocadamente y eso podría lisiar o atrofiar todo
el maravilloso plan que Dios tiene para mi futuro. En cambio, vivir el
presente, que es algo real, vivo, activo es de suma importancia ya que Dios nos
habla en el presente, nos instruye en el presente, nos moldea en el presente.
El
único itinerario que debo seguir es el “del día”. Ya que Dios no acostumbra
publicar sus programas en horóscopos en la prensa local o en cartas de
adivinación me toca vivir el “hoy” por fe y la fe dice: “Señor, confío en que
lo que tienes para mí hoy es lo que necesito y nada más, estoy seguro que
mañana me darás lo correspondiente y así mismo cada día”.
¿Cómo
andas en este asunto?
Haz
los ajustes necesarios.
Dios
te bendiga
"Bendito
el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él” (Jeremías 17:7).
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