Con el fin de buscar un sucesor, un rey
que no tenía herederos hizo un llamado para invitar a jóvenes cualificados para
una entrevista. Un muchacho muy pobre sintió un llamado interno que lo empujaba
a presentarse. Trabajo día y noche para comprar las provisiones para el viaje y
ropa para la entrevista. Luego de muchas semanas de viaje se presentó en el
palacio del rey. Sentado frente a la entrada del palacio estaba un pordiosero
con una ropa muy raída que le dijo: “Ayúdame, hijo”. Lleno de compasión, el
joven le dio al mendigo su ropa nueva y el dinero que había ahorrado para su
viaje de regreso. Luego, con el corazón temeroso, entró al palacio. Cuando la
escolta lo acercó al trono, el joven recibió una gran sorpresa. Allí, sentado
en el trono, estaba el pordiosero vistiendo las ropas que el joven le acababa
de dar. El rey sonrió y le dijo: “Bienvenido, hijo”.
En el ejercicio de meditación de San
Ignacio llamado “Tres Clases de Personas”, se describen a tres grupos de
personas. Cada grupo desea seguir a Jesús fielmente, pero cada uno está
aferrado a algo que le impide cumplir
con su cometido. Al primer grupo lo llamaremos los “soñadores”. Como están
apegados, no hacen nada al respecto. Al segundo grupo, los podemos llamar
“evasivos”. Están muy apegados, deciden sólo llegar a la mitad del camino.
Rezan todos los días para que esto no les impida seguir a Jesús. Al tercer
grupo le podemos llamar los “hacedores”. Ellos también tienen un apego, pero a
diferencia de los dos primeros grupos, deciden hacer lo que sea necesario para
liberarse de ese apego.
El gran violinista estadounidense Fritz
Kreisler dijo: ”Yo nací con la música dentro de mi cuerpo. Esto fue un regalo
de Dios. Yo no lo conseguí. Así que ni siquiera merezco que agradezcan mi
música. La música es sagrada y no debe venderse. Los precios exorbitantes que
cobran los músicos celebres de hoy es realmente un crimen en contra de la sociedad.
Yo nunca veo el dinero ganado como si fuera mío, este es un dinero público. Son
sólo unos fondos que han sido confiados a mí para desembolso justo. Mi querida
esposa piensa igual que yo… En todos estos años de mi llamado éxito en el campo
de la música, no nos hemos construido una casa. Entre la casa y nosotros están
todas las personas desamparadas del mundo”.
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