¿Quién hay capaz, Señor, de penetrar con su mente una
sola de tus frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho más es lo que
dejamos que lo que tomamos. Porque la palabra del Señor presenta muy diversos
aspectos, según la diversa capacidad de los que la estudian. El Señor pintó con
su multiplicidad de colores su palabra, para que todo el que la estudie pueda
ver en ella lo que más le plazca. Escondió en su palabra variedad de tesoros,
para que cada uno de nosotros pudiera enriquecerse en cualquiera de los puntos
a que afocara su reflexión.
La palabra de Dios es el árbol de vida que te ofrece el
fruto bendito desde cualquiera de sus lados, como aquella roca que se abrió en
el desierto y manó de todos lados una bebida espiritual. Comieron –dice el
Apóstol- el mismo manjar espiritual y bebieron la misma bebida espiritual.
Aquel, pues, que llegue a alcanzar alguna parte del
tesoro de esta palabra no crea que en ella se halla solamente lo que él ha
hallado, sino que ha de pensar que, de las muchas cosas que hay en ella, esto
es lo único que ha podido alcanzar. Ni por el hecho de esta sola parte ha
podido llegar a ser entendida por él, tenga esta palabra por pobre y estéril y
la desprecie, sino que, considerando que no puede abarcarla toda, dé gracias
por la riqueza que encierra. Alégrate por lo que has alcanzado, sin
entristecerte por lo que te queda por alcanzar. El sediento se alegra cuando
bebe y no se entristece porque no puede agotar la fuente. La fuente ha de
vencer tu sed, pero tu sed no ha de vencer la fuente, porque, si tu sed queda
saciada sin que se agote la fuente, cuando vuelvas a tener sed podrás de nuevo
beber de ella; en cambio, si al saciarse tu sed se secara también la fuente, tu
victoria sería en perjuicio tuyo.
Da gracias por lo que has recibido y no te entristezcas
por la abundancia sobrante. Lo que has recibido y conseguido es tu parte, lo
que ha quedado es tu herencia. Lo que, por tu debilidad, no puedes recibir en
otra ocasión, si perseveras. Ni te esfuerces avaramente por tomar de un solo
sorbo lo que no puede ser sorbido de una vez, ni desistas por pereza de lo que
puedes ir tomando poco a poco.
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