jueves, 6 de julio de 2017

CUANDO JESÚS ACTÚA DE MANERA EXTRAÑA

CUANDO JESÚS ACTÚA DE MANERA EXTRAÑA

Debo aceptar el hecho de que habrá momentos en que Jesucristo actuará “de manera extraña” conmigo. Cuando la mujer siro-fenicia vino a pedir a Jesús que curara a su hija, éste se distanció de ella de varias maneras.

Hizo tres cosas: se negó a contestarle; le dijo que había venido a ayudar a otros; y (¡por si fuera poco!) le dijo que la comida de los hijos no debía ser dada a los perros (Mateo 15:21-28). Después de aquellas respuestas “extrañas”, era de pensar que la mujer se habría ido enojada. Pero no fue así; y Jesús supo que no lo haría, ya que él estaba solamente probando su fe. Una vez que esa fe fue probada, le fue plenamente reconocida:” ¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres” (vs 28).

Cuando Jesús actúa de manera extraña conmigo, es para educarme. Él quiere que mi fe sea purificada por medio de obstáculos hasta que llegue a su límite. Siempre sabré cuando pasé la prueba, porque entonces Jesús me dirá, “Hágase como tú quieres”.

Algunas veces cuando oro, las cosas se ponen peor en vez de mejorar. Es porque Jesús está implementando su ministerio de “obstáculos”, a fin de erradicar el egoísmo de mi oración.

Él quiere que mi fe esté robusta para la batalla. La única manera como puede lograrlo es colocándose en donde parezca estar momentáneamente fuera de mí alcance. Es por eso que los problemas se acumulan cuando me siento más espiritual, no cuando he pecado. La combinación de problemas acumulados y de un Salvador “ausente” tienden a desalentarme, pero es exactamente en esos momentos cuando debo persistir de manera tenaz, como la mujer siro-fenicia, hasta que Jesús finalmente se de vuelta y diga, “¡grande es tu fe!”.

El breve momento de su aparente desamparo desaparecerá y, con grandes misericordias, él volverá, me recogerá y me vindicará (Isaías 54:7,17).
¿Cómo andas en este asunto?
Haz los ajustes necesarios.
Dios te bendiga.


 “Diré a Dios: “Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué he de andar enlutado por la opresión del enemigo?” (Salmos 42:9)

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