LA
PRECIOSA Y VIVIFICANTE CRUZ DE CRISTO
¡Oh don valiosísimo de
la cruz! ¡Cuán grande es su magnificencia! La cruz no encierra en sí mezcla de
bien y de mal, como el árbol del Edén, sino que toda ella es hermosa y
agradable, tanto para la vista como para el gusto. Se trata, en efecto, del
leño que engendra la vida, no la muerte; que da luz, no tinieblas; que
introduce en el Edén, no que hace salir de él. La cruz es el madero al cual
subió Cristo, como un rey a su carro de combate, para desde él, vencer al
demonio, que detentaba el poder de la muerte, y liberar al género humano de la
esclavitud del tirano.
Es el madero en el que
cual el Señor, como esforzado guerrero, heridos en la batalla sus pies, sus
manos y su divino costado, curó las llagas de nuestras malas acciones, es
decir, nuestra naturaleza herida de muerte por el dragón infernal.
Primero hallamos la
muerte en un árbol, ahora en otro árbol hemos recuperado la vida; los que
habíamos sido antes engañados en un árbol hemos rechazado la astuta serpiente
en otro árbol. Nueva y extraña mudanza, ciertamente. A cambio de la muerte se
nos da la vida, a cambio de la corrupción se nos da la incorrupción, a cambio
del deshonor se nos da la gloria.
No sin motivo exclamaba
el santo Apóstol: en cuanto a mí, líbreme Dios de gloriarme sino es en la cruz
de nuestro Señor Jesucristo; por él el mundo está crucificado para mí y yo para
el mundo. Pues aquella suprema sabiduría que nace de la cruz ha desmentido la
jactancia de la sabiduría del mundo y la arrogancia de lo que no es más que
necedad. Los bienes de toda clase que dimanan de la cruz han destruido todo
germen de malicia.
Ya desde el principio
del mundo, todas aquellas cosas que no eran sino figuras y anuncios anticipados
de este leño fueron signo e indicio de algo mucho más admirable que ellas
mismas. Mira, si no, tú que deseas saberlo. ¿Por ventura no escapó Noé del
desastre del diluvio, por decisión divina, él, su esposa, sus hijos y las
esposas de éstos, y los animales de cada especie, en un frágil madero?
¿Qué significaba
también la vara de Moisés? ¿No era acaso una figura de la cruz? Cuando
convirtió el agua en sangre, cuando devoró a las falsas serpientes de los
magos, cuando con su golpe y virtud dividió las aguas del mar, cuando de nuevo
las volvió a su curso, sumergiendo en ellas al enemigo y preservando al pueblo
elegido.
Semejante poder tuvo la
vara de Aarón, figura también de la cruz, que floreció en un solo día,
demostrando así quién era el legítimo sacerdote.
También Abraham anunció
la cruz de antemano cuando puso a su hijo atado sobre el montón de maderos.
Por la cruz fue
destruida la muerte, y Adán fue restituido a la vida. En la cruz se gloriaron
todos los apóstoles, por ella fueron coronados todos mártires, santificados
todos los santos. Por la cruz nos revestimos de Cristo y nos despojamos del
hombre viejo. Por la cruz nosotros, ovejas de Cristo, hemos sido reunidos en un
solo redil y destinados al aprisco celestial.
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