miércoles, 13 de abril de 2016

VOCACION DE SAULO



VOCACION DE SAULO

En aquellos días, Saulo, que no respiraba aún sino amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó ante el sumo sacerdote y le pidió cartas de recomendación, dirigidas a las comunidades de Damasco, con el objeto de traer presos a Jerusalén a cuantos discípulos de la nueva doctrina encontrase, fuesen hombres o mujeres. Ya se acercaba en su viaje a Damasco, cuando de repente se vio rodeado de un resplandor que venía del cielo. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:

“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”
El pregunto:
“Señor, ¿Quién eres?
Y la voz dijo:

“Yo soy Jesús, a quien tu persigues. Levántate, y entra en la ciudad; allí se te dirá lo que tienes que hacer.”

Los hombres que lo acompañaban estaban mudos de espanto; oían la voz pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo; tenía los ojos abiertos, pero no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo condujeron a Damasco; y así estuvo tres días ciego y sin comer ni beber nada.

Había en Damasco un discípulo, llamado Ananías, a quien llamó el Señor en visión:
“¡Ananías!”
Contesto él:
“Heme aquí Señor”
Y el Señor le dijo:
“Vete en seguida a la calle que se llama Recta y pregunta en casa de Judas por uno de Tarso que se llama Saulo que está en oración y ha visto en una visión que un hombre, llamado Ananías, entraba para imponerle las manos y devolverle la vista”

Ananías respondió:
“Señor, he oído contar a muchos los males que ha causado este hombre a tus fieles en Jerusalén, y ahora está aquí con plenos poderes de parte de los jefes de los sacerdotes, para prendar a cuantos invocan tu nombre”

Pero el Señor dijo:
“Vete, porque éste es un instrumento que me he escogido yo para que lleve mi nombre a los gentiles, a los reyes y a los hijos de Israel. Yo mismo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre”

Fue Ananías y entro en la casa; le impuso las manos y le dijo:

“Saulo, hermano: Jesús el Señor, que se te apareció en el camino por donde venías, me envía para que recobres la vista y quedes lleno de Espíritu Santo”

Al momento se le cayeron de los ojos unas como escamas y recobró la vista. Inmediatamente, se hizo bautizar. Luego, tomó alimento y recobró fuerzas. Una vez que hubo pasado algunos días con los discípulos de Damasco, comenzó Saulo a predicar en las sinagogas que Jesús el Hijo de Dios. Y cuantos le oían no salían de su asombro y decían:

“Pero, ¿no es éste el que perseguía en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y no ha venido aquí para llevarlos detenidos al tribunal de los jefes de los sacerdotes”

Pero Saulo cobraba cada vez más energía y confundía a los judíos que vivían en Damasco, haciéndoles ver con muchos argumentos que Jesús es el Mesías.

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