Juan
era la voz; pero el Señor era la Palabra que existía ya al comienzo de las
cosas. Juan era una voz pasajera, Cristo la Palabra eterna desde el principio.
Suprime
la palabra, y ¿qué es la voz? Donde falta la idea no hay más que un sonido. La
voz sin la palabra entra en el oído, pero no llega al corazón.
Observemos
el desarrollo interior de nuestras ideas. Mientras reflexionamos sobre lo que
voy a decir, la palabra está dentro de mí, pero, si quiero hablar contigo,
busco el modo de hacer llegar a tu corazón lo que ya está en el mío.
Al
buscar cómo hacerla llegar a ti, cómo introducir en tu corazón esta palabra
interior mía, recurro a la voz y con su ayuda te hablo. El sonido de la voz
conduce a tu espíritu la inteligencia de una idea mía, y cuando el sonido vocal
te ha llevado a la comprensión de la idea, se desvanece y pasa, pero la idea
que te transmitió permanece en ti sin haber dejado de estar en mí.
Y
una vez que el sonido ha servido como puente a la palabra desde mi espíritu al
tuyo ¿no parece decirte: Es preciso que él crezca y que yo disminuya? Y una vez
cumplido su oficio y desaparece ¿no es como si te dijera: Mi alegría ahora
rebasa todo límite? Apoderémonos de la palabra, hagámosla entrar en lo más íntimo
de nuestro corazón, no dejemos que se esfume.
¿Quieres
ver cómo la voz pasa y la divinidad de la Palabra permanece? ¿Dónde está ahora
el bautismo de Juan? El cumplió su oficio y desapareció. Pero el bautismo de
Cristo permanece. Todos creemos en Cristo y esperamos de él la salvación; esto
es lo que dijo la voz.
Y
como es difícil discernir entre la Palabra y la voz, los hombres creyeron que
Juan era Cristo. Tomaron a la voz por la Palabra. Pero Juan se reconoció como
la voz para no usurparle los derechos a la Palabra. Dijo: No soy el Mesías, ni
Elías, ni el Profeta. Le preguntaron: ¿Qué dices de tu persona? Y él respondió:
yo soy la voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor. La
voz del que clama en el desierto, la voz del que rompe el silencio. Preparad el
camino del Señor, como si dijera: Soy la voz cuyo sonido no hace sino
introducir la Palabra en el corazón; pero, si no le preparáis el camino, la
Palabra no vendrá adonde yo quiero que ella entre.
¿Qué
significa: Preparad el camino, sino: Rogad insistentemente? ¿Qué significa:
Preparad el camino, sino: Sed humildes en vuestros pensamientos? Imitad el
ejemplo de la humildad del Bautista. Lo toman por Cristo, pero él dice que no
es lo que ellos piensan ni se adjudica el honor que erróneamente le atribuyen.
Si
hubiera dicho: Soy Cristo, con cuánta facilidad lo hubieran creído, ya que lo
pensaban de él sin haberlo dicho. No lo dijo: reconoció lo que era, hizo ver la
diferencia entre Cristo y él, y se humilló.
Vio
dónde estaba la salvación, comprendió que él era sólo una antorcha y temió ser
apagado por el viento de la soberbia.
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