*Escucha: *
Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13)
*Piensa: *
Estás corriendo la
carrera que tienes por delante, moviéndote a toda velocidad con la bendición de
Dios. De repente, ¡zas! Te estrellas contra una pared. Puede ser una pared de
enfermedad o de dificultad económica, de fracaso espiritual o de problemas
familiares. Sin importar que tipo de pared sea, el efecto siempre es el mismo.
Te detiene por completo.
Los atletas le
llaman a eso “estrellarse contra la pared”. Cuando eso sucede, el cuerpo dice:
“No más, es todo lo que puedo hacer. No puedo seguir. No puedo ir más rápido,
me rindo”.
Pero el atleta
experimentado sabe que “la pared” no es el final, sino una señal de que está a
punto de alcanzar un nuevo nivel. Si se esfuerza un poco más, volverá a
recobrar las energías. De repente, irá más rápido que antes, alcanzará un nivel
de excelencia que no hubiera podido alcanzar de ninguna otra manera.
Cuando te sientas
en la peor condición y el fracaso esté tocando a tu puerta, sumérgete en la
Palabra de Dios. Quizás medites en un pasaje en particular por días o semanas,
esperando recibir una revelación, al parecer sin éxito. Pero de pronto, como la
aurora de la mañana, la luz irá en aumento hasta que el día sea perfecto. Eso
quiere decir que la manera de atravesar esa pared de problemas es abriendo un
agujerito en ella con tu fe y con la Palabra de Dios.
Luego continúa
perforando ese agujero. ¡No te detengas! ¡Y, muy pronto, las fuerzas de Dios
irrumpirán con violencia, demoliendo todo obstáculo a su paso! Una vez que eso
suceda, nunca más serás el mismo y quedarás totalmente convencido de que sólo
se necesita una irrupción como ésa para convertirte en ese campeón que nunca se
rinde y que nunca fallece.
*Ora: *
Señor, ilumíname
con tu luz y permite avanzar por encima de las tentaciones y pruebas. Delante
de Ti esta mi vida. Pongo en tus manos lo que soy para que se haga siempre
conforme a tu hermosa y perfecta voluntad. *Amen. *
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