*Escucha: *
Trabajad, no por
la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual
el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre (Juan 6:27)
*Piensa: *
En las escrituras
de hoy, las palabras de Jesús nos enseñan que en la vida existen dos tipos de
comida, la comida que perece y la comida que permanece para siempre.
Literalmente aquella comida que perece es la que satisface nuestras necesidades
físicas como el alimento que ingerimos diariamente o los bienes materiales que
podemos poseer para satisfacer necesidades puntuales de la vida cotidiana.
Sin embargo, Jesús
nos invita a no laborar por tal comida sino por aquella que realmente
permanece: Su Palabra. Esto no significa que no vamos a esforzarnos para
proveer para nuestras necesidades, sino que no lo hagamos de tal manera
que por la comida que perece, descuidemos la comida que realmente permanece
La palabra de Dios
es el alimento que perdura y a través de Jesús nuestro pan de vida, el que nos
brinda la esperanza de vida eterna (Juan 6:40) y nos ofrece la vida abundante
aún ahora. (Juan 10:11). Trabajemos diariamente por ese alimento, recordando
que todo lo material es pasajero, y que, por el contrario, Dios, es eterno.
*Ora: *
Señor, permíteme cada
día trabajar por el alimento perdurable que encuentro en Tu palabra, para ser
digno de la vida abundante y eterna que sólo Tú puedes brindarme. *Amén. *
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