La calidad de tu
fe se prueba en tu problema, en tu dificultad. Si confías en Dios, lo imposible
se hará posible. La fe que resiste la prueba es mucho más valiosa que el más
grande de todos los diamantes. El poder de Dios está dentro de ti, es más
fuerte que tu tristeza, angustia o depresión. Él puede levantarte si tú se lo
permites. ¡Sé valiente! ¡Continua tu lucha porque más temprano que tarde, Dios
te dará tu victoria! Que todo lo bueno te abrace y se quede contigo. Recuerda:
"Si Dios está contigo ¿quién estará contra ti?" (Rom 8,31) Ánimo, las
pruebas más difíciles, provocan bendiciones más grandes.
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