*Escucha: *
Todo tiene su
tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. (Eclesiastés
3:1)
*Piensa: *
Si quieres crecer
en el reino de Dios, deberás hacerlo como la semilla que ha sido sembrada en la
tierra. ¿Cómo crece una semilla? ¿De inmediato? No. Ella crece constantemente,
24 horas al día, un poco a la vez hasta que llega a cumplir el propósito para
lo cual fue creada.
Muchos de nosotros
no actuamos espiritualmente de esa manera. Estudiamos y oramos por unos días,
pero luego desistimos. Cuando surge alguna adversidad, tratamos apresuradamente
de orar y permanecer en la Palabra, pero al mismo tiempo nos damos cuenta de
que, por alguna razón, no somos tan fuertes como deberíamos serlo.
No existe el éxito
de la noche a la mañana en el reino de Dios. La fortaleza y el crecimiento
verdadero se manifiestan al mantener constantemente la Palabra ante tus ojos,
tus oídos y tu corazón. No sólo cuando quieres o tienes deseos, sino
constantemente, como la semilla, un poco a la vez.
Decide hoy empezar
ese proceso diario de crecimiento constante. Determina empezar a poner
consistentemente la Palabra en tu corazón. Cada día, una frase aquí, una frase
allá; un audio aquí, otro allá.
Comienza a vivir
como si esa Palabra fuera la verdad a cada hora del día, sin considerar lo que
te suceda o cómo te sientas. Continúa incrementando tu fe por medio de la
Palabra, la meditación y al confesarla los siete días de la semana.
Con el tiempo, tu
fe será más grande de lo que jamás soñaste que podría ser.
*Ora: *
Señor, mi vida se
rige por Tus tiempos y por la voluntad y el propósito al me que has
llamado. Ayúdame a estar consciente y listo para recibir, sin importar las
circunstancias, las bendiciones que tienes para mí en cada etapa de mi vida.
*Amén*
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