Gracias, Señor, por
el día,
por tu mensaje de
amor
que nos das en
cada flor;
por esta luz de
alegría,
te doy las
gracias, Señor.
Gracias, Señor,
por la espina
que encontraré en
el sendero,
donde marcho
pregonero
de tu esperanza
divina;
gracias, por ser
compañero.
Gracias, Señor,
porque dejas
que abrase tu amor
mi ser,
porque haces
aparecer
tus flores a mis abejas,
tan sedientas de
beber.
Gracias por este
camino,
donde caigo y me
levanto,
donde te entrego
mi canto
mientras marcho
peregrino,
Señor, a tu monte
santo.
Gracias, Señor,
por la luz
que ilumina mi
existir;
por este dulce
dormir
que me devuelve a
tu cruz.
¡Gracias, Señor,
por vivir! Amén.
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