Ya hemos explicado
lo que significa beber la leche, veamos ahora lo que quiere decir cubrirse con
la lana. Quien ofrece leche ofrece alimento, quien ofrece lana ofrece honores.
Y son precisamente estas dos cosas las que desean del pueblo aquellos que se
apacientan a sí mismos y no a las ovejas. Buscan el dinero con que remediar sus
necesidades y la aureola del honor con que cubrirse de alabanzas.
En efecto, por medio
de la imagen del vestido queda bien significado el honor, pues el vestido sirve
para cubrir la desnudez. Y como todo hombre es débil y está desnudo, también
son débiles y están desnudos vuestros pastores. ¿Quiénes son, en realidad, lo
que os presiden, sino hombres semejantes a vosotros? Como vosotros están
revestidos de carne, como vosotros son mortales, como vosotros comen, duermen,
se levantan del sueño; como vosotros nacieron y como vosotros morirán. Si,
pues, piensas un poco en lo que son de sí mismos los pastores, verás que son
simplemente hombres. Si, pues, les das un honor superior al que corresponde a
un hombre es como si cubrieras su desnudez.
Ved sino cómo
Pablo considera el honor que recibió del pueblo santo de Dios como si fuera un
vestido de esta índole, cuando dice: Me recibisteis como a un enviado de Dios.
Porque puedo aseguraos que, de haberos sido posible, los ojos mismos os
habríais arrancado para dármelos. Pero a pesar de ser tan grande el honor que de
ellos había recibido, ¿acaso para que no menguara este honor o disminuyeran sus
alabanzas, dejó de reprenderlos cuando se apartaron del buen camino? Si hubiera
obrado de esta forma, también hubiera sido de aquellos pastores que se
apacientan a sí mismos, no a las ovejas.
En este caso se
hubiera dicho a sí mismo: ¿Qué me importa a mí esto? Que cada cual obre según
le plazca. Mi vida y mi sustento están a salvo, mi honor no peligra; tengo
leche y tengo lana; esto me es suficiente. Que cada cual se arregle como pueda.
¿Puedes decir que lo que tienes ya todo si cada cual debe arreglarse como
pueda? En este caso no puedo yo hacerte obispo y te admitiré solamente como uno
del pueblo: Cuando un miembro sufre, todos sufren con él.
Por tanto, el
Apóstol, después de haber recordado cómo se comportaron con él, para que no
pareciera que ya se había olvidado del honor que recibió, da testimonio de que
lo habían recibido como a un enviado de Dios, y que, de haberles sido posible,
se hubieran arrancado los mismos ojos para dárselos. Pero, a pesar de ello, no
deja de acercarse a la oveja enferma y corrompida, no deja de limpiar sus
heridas, no rehúsa curar su propia podredumbre. Así que -dice-, ¿me he
convertido en enemigo vuestro por deciros la verdad? He aquí, pues, que bebió
de la leche de las ovejas como hemos recordado más arriba, y se vistió con su lana,
pero ello sin descuidar el bien de las ovejas. No buscaba, en efecto, sus
intereses personales, sino los de Cristo Jesús.