“Haré con ellos un
pacto eterno: Nunca dejaré de estar con ellos para mostrarles mi favor; pondré
mi temor en sus corazones, y así no se apartarán de mí. Me regocijaré en
favorecerlos, y con todo mi corazón y con toda mi alma los plantaré firmemente
en esta tierra.” Jeremías 32:40-41 (NVI)
Tal vez has
escuchado a alguien decirte: “Estoy cansado ya no puedo seguir ayudándote, hice
lo que pude” Despertando en ti un fuerte sentimiento de soledad.
Lamentablemente el ser humano tiene un límite. Aun teniendo buenas intenciones,
llegará un momento en que sus fuerzas o capacidades para ayudar se agoten.
Contrariamente, nuestro Dios nunca cesa de ofrecernos su amor y bondad, sus
fuerzas no decaen y nunca se cansa de brindarnos su ayuda y protección. Por lo
tanto, si tienes una necesidad, puedes ir delante de Él con la seguridad de
obtener su socorro.
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