viernes, 15 de julio de 2016

HIMNO X

Yo he sentido, Señor, tu voz amante,
en el misterio de las noches bellas,
y en el temblor de las estrellas
la armonía gocé de tu semblante.

No me llegó tu acento amenazante
entre el fragor de trueno y de centellas;
al ánima llamaron tus querellas
como el tenue vagido de un infante.

¿Por qué no obedecí cuando te oía?
¿Quién me hizo abandonar tu franca vía
y hundirme en las tinieblas del vacío?

Haz, mi dulce Señor, que en la serena
noche vuelva a escuchar tu cantinela;
¡ya no seré cobarde, Padre mío!  Amén.

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